Tras dejar Pamplona, nos dirigimos al Alto Aragón. En concreto, exploraremos la muy montañosa y muy románica región de Huesca. La primera parada, tras una carretera pintoresca de las que tanto disfrutamos, es el pueblecito de Agüero, protegido por las impresionantes formaciones rocosas conocidas como mallos:
Allí, además, se localiza la preciosa portada de San Salvador, con su tímpano y sus arquivoltas profusamente decoradas. ¡Miradme, qué contentina estoy!
También recomiendo hacer una breve parada a la salida del pueblo, en la iglesia de Santiago, antes de continuar ruta hasta el plato fuerte del día: el Castillo de Loarre. El exterior es impresionante y muy fotogénico (ha aparecido en varias películas y series de TV) aunque el interior defrauda un poquito por el estado de semi-abandono en el que lo tienen :(
Acabamos el día en Huesca capital, una pequeña ciudad visitable en un par de horas. Y eso incluye algunos puntos curiosos, como la tienda de "ultramarinos" en funcionamiento más antigua del país (fue fundada en 1871), aunque hoy es más establecimiento gourmet que tienda al uso:
Pero, como digo, su casco histórico se puede ver tranquilamente en un paseo que recorre los restos de la muralla, la iglesia de San Pedro el Viejo o su Catedral gótica, que luce un estupendo retablo de Damián Forment en el interior: