El sábado continuó con el choque entre Gales e Inglaterra, los dos veteranos de este torneo que se enfrentaban para ver si los del puerro podrían lavar su pobre imagen de los dos encuentros anteriores y si los ingleses seguiría su progresión tras el tropiezo inicial en la Calcutta Cup. Si bien el dominio inglés no fue tan apabullante como los de Irlanda o Escocia en las dos primeras jornadas, sí que es cierto que los dragones actuales distan mucho de los que consiguieron el torneo hace un par de años y por ello se llevaron de nuevo una merecida derrota. Los de la rosa, ordenados y con más hambre, desplegaron un juego rápido y enérgico ante el que poco pudieron hacer los galeses, víctimas de sus propios errores y quizás no todo lo concentrados que deberían debido a ciertos problemas extradeportivos con su federación. Reseñar que al encuentro acudieron los Príncipes de Gales, siendo ella la madrina de los ingleses y él el padrino de los galeses; a la conclusión del encuentro no dudaron en acercarse al vestuario para felicitar a los jugadores por el esfuerzo realizado, siempre acompañados por supuesto de su escolta personal:
Y para acabar la jornada, un duelo de altura entre la todopoderosa Francia y una Escocia que no le tiene miedo a nada y que se está confirmando como la revelación del campeonato. Fue sin duda un partidazo que comenzó con los galos avasallando y aprovechando la expulsión de un jugador escoces pero que, tras equilibrarse las fuerzas a causa de otra roja en este caso para Les Bleus, los del cardo impusieron su nivel, recortando diferencias en el marcador de manera que se llegó al final del encuentro con opciones de victoria para ambos combinados. Y ahí fue donde salió a resurgir la fuerza y disciplina francesa frente a los nervios y las decisiones precipitadas de los escoceses, propiciando que la victoria se quedase en casa.