El penúltimo día de estas vacaciones tan completas iba a estar dedicado a los Pirineos. Visita a la recuperada estación ferroviaria de Canfranc y ruta senderista... que, aunque la empezamos animados, tuvimos que cancelar y dar la vuelta porque la lluvia arreciaba e incluso amenazaba tormenta seria:
Buscando plan alternativo para ocupar las horas, encontramos una magnífica sugerencia: la Ruta de las iglesias del Serralbo, un conjunto de pequeñas ermitas diseminadas por los coquetos pueblos del Valle del Tena, y que suelen estar abiertas al público gracias al esfuerzo de los propios habitantes, orgullosos de su patrimonio. Aunque la lista oficial habla de 15 edificios, nosotros visitamos "sólo" 7, como San Martín de Olivan, con su mini-cementerio anejo. Aquí hay anécdota extra: el keko que la estaba visitando cuando llegamos, cerró la puerta del reciento al marcharse y Click tuvo que saltar el muro para poder abrirla de nuevo y dejarme salir. Si es que...
Otra bonita ermita es San Juan de Busa, que tiene un "problemilla" estructural a lo torre de Pisa :)
San Pedro de Lárrede, quizá la más llamativa por una reforma posterior, que cambió los arcos de medio punto por aburridos dinteles:
Un poquito más allá esta la Torre o Torraza de Lárrede. Desde esta atalaya se puede disfrutar de una magnífica visión de esta valle de origen glaciar, que para eso estamos en los Pirineos, poca broma:
Terminamos en San Andrés de Satué. El caminito hacia ella estaba decorado con piedras coloreadas por una de las abuelas del pueblo ;)
Como ejemplos para disfrute del Año Románico no está mal, ¿verdad? ¡Y lo que queda! jejeje.
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