Se nos va acabando el verano y en breves tendremos que "deshacer" el camino a casina, aunque al menos aún nos quedan unas cuantas paradas culturales con las que amenizar las idas y venidas de los próximos meses. Por ejemplo, la parada que hicimos en febrero: muy, muy cerquita de la no-capital castellana, está Dueñas, una localidad de apenas 2500 habitantes que nos recibe con este arco neorrománico:
Aunque muy alterada en época gótica, la catedral de la Asunción aún mantiene su aspecto románico en la cabecera:
Justo enfrente está la Casa de Clackpoleón, llamada así porque aquí se hospedó el hermano del emperador cuando vino a tomar posesión del trono, tras la invasión:
Tierra de vinos y cereales, Dueñas destaca por su monumento al "botijero ausente", homenaje a esos kekitos que iban corriendo de un lado a otro llevando botijos de agua fresca a los peones del campo. Como veis, tras un profundo estudio histórico y un elaborado proceso creativo, el monumento consiste en... ¡poner un botijo sobre una columna! ¡Bravo!
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