Sí, lo sé: hace casi dos años que os presenté el proyecto de Britannia pero ¿creéis que levantar todo un campamento de frontera es tarea fácil?
Lo primero es buscar un buen emplazamiento: una colina que permita otear el horizonte y defenderte. Debe tener alguna fuente de agua y estar bien orientado tanto hacia la luz como protegido de los vientos. Escogido el lugar, los propios legionarios deben preparar el terreno y las vías de comunicación:
Todos deben arrimar el hombro y empezar a preparar las empalizadas:
Los legionarios del Playmundo son kekos fuertes pero el trabajo es duro y las jornadas largas así que es importante confiar en los compañeros y tener siempre a mano una cantimplora llena de agua:
Al mismo tiempo, otra centuria se encarga de construir las torres de vigilancia, fundamentales en un puesto de frontera tan peligroso como este:
Un pequeño descanso para reponer fuerzas... Como ya sabéis, Cayo Tulio Cicerón, al que todos llaman "el garbanzo", es el encargado de las cocinas. Puede que aún no esté adecuadamente montada ni equipada, pero mientras el potaje pueda acompañarse de cerveza todo irá bien:
Poco a poco el campamento va tomando forma y la vía de comunicación con Londinum ya está operativa así que empiezan a llegar los primeros pertrechos:
¡El campamento está terminado! Ya todos los kekos pueden cobijarse tras sus empalizadas y empezar a montar sus tiendas: algunos ya se sienten tan cómodos como en casa. El primer turno de guardia ya está firme sobre el paso de ronda y el puesto de mando comienza a instalarse sobre la terraza:
Otras instalaciones mucho menos glamurosas pero muy necesarias también están operativas: ¡las letrinas!
Y con todo ya montado e instalado, sólo queda abastecer adecuadamente el almacén general. La base de la dieta eran las legumbres y los cereales pero también hacen falta verduras y queso:
¡Los legionarios de Vindolanum ya pueden empezar su rutina de entrenamiento! Aunque quizá sea mejor dejarlo para otro día, que hoy ya se han ganado su descanso, ¿verdad?
