Tras una reparadora noche, un agradable despertar con los dulces sonidos de los pajarillos italianos y un relajante desayuno en la terraza del hotel, empezamos a turistear. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que con muñequinos de los que le gustan a Clicka? Así que justo al lado del hotel nos acercamos a la Chiesa Rettoria Santa Maria al Casale, con un montón de frescos y un claustro muy bonito:
Tras ese prometedor comienzo, recogimos el coche de alquiler y arrancamos el road-trip propiamente dicho, con la primera parada en el centro de Brindisi donde visitamos la Cattedrale di San Giovanni Battista, el Museo Arqueológico, los restos arqueológicos de San Pietro degli Schiavoni...
... la Chiesa di Santa Teresa (mejor no comentar como trataban a la susodicha), la Chiesa di San Paolo, la Chiesa di San Benedetto y su precioso chiostro...
... para acabar el recorrido monumental de esta bonita ciudad en la Chiesa di San Giovanni Al Sepolcro, circular, morada de los templarios y con un bonito jardín trasero lleno de frutales:
Pero en Italia, además de mucho que ver, hay mucho que comer, así que nos acercamos al lungomare con la idea de comer con vistas al mar, pero estaba todo lleno así que buscamos algo por el interior y sin duda que acertamos porque en un muy coquetuelo restaurante disfrutamos de antipasti variados y originales, spaguetti cozze vongole en papillote (Clicka), pasta con pez espada (el menda lerenda), muy ricos postres y los primeros expresos del viaje.
Esta abadía también fue en su momento una masería de aceite de lámpara y a Clicka le enseñaron algún que otro truco textil:
De vuelta en el coche, una nueva parada en el camino en el animado pueblo de Roca Vecchia donde paseamos por sus acantilados para poder ver la Grotta della Poesia y sus Faraglioni:
El día se acababa así que sin más paradas llegamos a Otranto, con apenas tiempo para dar un paseo nocturno y cenar ligero un gigantesco antipasti local, una puccia de pulpo y la joya de la corona: el SPUMONE, un helado denso relleno de galleta de cacahuete y chocolate, y bañado en amaretto; no voy a intentar describirlo más porque no hay palabras que le hagan justicia. Id allí, probadlo, y añadid vuestros comentarios.