¡Qué no se diga que en el mundo rural no hay cultura rabiosamente actual! Nuestra diva local pone en marcha un montón de iniciativas lúdico-festivas a las que a veces añade un toque vanguardista de esos que le gustan a Click: una feria de arte contemporáneo donde poder adquirir obras de "arte" para tu colección privada, ejem. Pues eso es lo que se celebró este verano en el antiguo balneario de Borines y, como está tan cerca de casina, para allá que nos fuimos:
El edificio aún está en restauración, para convertirlo en centro socio-cultural, y se pueden ver algunas de las habitaciones en su estado original. Pero lo "interesante" fue la parte expositiva, con bocetos de carboncillo a mil euros (¡Ni que fuera un Tacheles berlinés!) y otras tomaduras de pelo. En el piso de arriba la muestra era algo más divertida, pues varios artistas habían personalizado, con muy distinto gusto y éxito, sacos de cebada de la cervecera local. Vamos, que muchos podrían pasar por un ejercicio de la clase de plástica de mis alumnos.
Pero entonces, ¿compramos arte o no? Pues no. Visto el panorama bobo-elitista de hippies con ínfulas, decidimos volver a Infiesto a comer una hamburguesa en nuestro local favorito. Por cierto, que este año en el Agostiello descubrimos que Infiesto conserva este precioso lavadero, punto de encuentro de los kekos adolescentes pues la escuela de música está justo detrás:
Hablando de mercadillos nocturnos, sí, fuimos fieles a nuestras citas semanales y repetimos las especialidades locales, a saber: hamburguesas, tostas, pizzas... ¡y bartolinos!
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