lunes, 14 de octubre de 2024

De Matera a Bari

Cerramos nuestro recorrido por el tacón de la bota con dos últimos días fabulosos a orilla del Adriático. Nos habíamos alejado de la costa para visitar Matera así que deshicimos un poco el camino para llegar a Monopoli, un bonito pueblo de casitas blancas, macetas en las ventanas, puerto de aguas cristalinas, otro Castillo del Emperador Carlos V, y otro espectacular expreso. Además, el día era espectacular y aproveché para darme un chapuzón en su bonita playita:


Luego nos acercamos a Polignano a Mare, no tan bonito y sí mucho más orientado a turistas en masa, con acceso cementado a su bonita Pendma Chiatt (Pietra Piatta):


Ahora bien, el panini de pulpo a la brasa con burrata, tomate seco y rúcula que tomamos para comer fue espectacular (creo que alguna keka tomó buena nota para ampliar su ya de por sí impresionante repertorio de bocadillos, ¿verdad Clicka?). La foto la puse en el índice de estas vacaciones pero merece la pena repetirla:


Y bien alimentados nos pusimos en marcha a nuestra, inicialmente, última parada: Bari. La ciudad más grande de todas las visitadas en este viaje y muy animada gracias a los cruceristas que allí hacen escala. Y por supuesto con alguna iglesia que otra, como la famosa Basilica Pontificia San Nicola...


...o la Basilica Cattedrale Metropolitana Primaziale San Sabino, a la que además fuimos dos veces para que Clicka se hiciese una foto que se había olvidado (yo ahí ya iba al límite):


Pero lo más famoso de Bari es sin duda el Arco Basso, la calle del casco histórico donde las donne hacen orecchiette a una velocidad endiablada a la puerta de su casa:


Fue todo un espectáculo así que no nos quedó otra que cenar ese típico producto esta vez con champis, salchichas y salsa de tomate (muy ricas). Y los antipasti calientes y los helados, también muy bien, aunque estos últimos no eran spumone de verdad. Paseo nocturno admirando los clubes de apuestas totalmente legales (cierto recuerdo a Palermo) y regreso al hotel, a observar desde la terraza el bullicio y movimiento de la noche baresa, con niños jugando al balón (de eso ya no se ve mucho) y adolescentes flirteando (eso es igual en todos sitios...).

A la mañana siguiente nos encontramos un poco descolocados y sin saber bien qué hacer pues nos quedaba todo el día por delante y ya habíamos recorrido todas las zonas turísticas de Bari que, como os comentaba más arriba, iba a ser nuestra última parada. Pero como somos kekos de recursos enseguida panificamos una ruta last-minute que nos llevó primero a Trani, un sitio precioso con un puerto muy bien defendido y con (¡oh, sorpresa!) una catedral románica muy bonita, la Basilica Cattedrale Beata Maria Vergine Assunta:


También visitamos su castillo, donde nos dejaron entrar a toda prisa porque ya iban a cerrar y además era gratuito. Estaba muy restaurado pero era bonito y el paseo por su muralla, con impresionantes vistas al mar, muy recomendable:


Luego dimos un estupendo paseo por el parque, comimos unos panini de gambas en el puerto viendo pasar a la gente luciendo sus mejores y brillosas galas de domingo, y visitamos más iglesias románicas que eran muy diferentes a todos las demás.

Y ahora sí, ya para acabar nos acercamos a Molfetta, otro pueblito vacacional aunque menos atractivo y que además estaba casi desierto pues era la sagrada hora canónica.

Fue otro día precioso y muy tranquilo para cerrar otras vacaciones geniales y difíciles de olvidar. Sólo nos quedaba poner rumbo al aeropuerto para devolver la macchina y volver a casa.

Italia nunca nos ha fallado y en este caso además nos dio un subidón moral y un empujón emocional muy necesarios para afrontar el super-cambio que nos esperaba. Grazie mille!!


No hay comentarios:

Publicar un comentario