Estamos en pleno centenario de la Primera Guerra Mundial así que ayer decidí hacer una clase diferente y muy práctica.
Para empezar, pedí a los chicos que pusieran el aula patas arriba (literal):
No hizo falta repetírselo: la petición era lo suficientemente rara como para que pensaran que el esfuerzo merecía la pena. Al fin y al cabo, les encanta presumir ante el resto de compañeros de tener una profesora con unos métodos pedagógicos peculiares...
¡Voilá! Ya tenemos nuestro propio "frente bélico", con sus trincheras, parapetos, tierra de nadie... Las bolas de papel se convertirían en "municiones"... No resultaba nada fácil moverse sin ser alcanzado.
El objetivo, conocer la vida en las trincheras, está conseguido. ¿Os gustaría recibir más clases así? ¿Cuál será mi próximo experimento docente?
Pues yo ya estoy preparado: https://drive.google.com/open?id=0B990e6SeRnWoMmFLci1BMl9OU2c
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