La vida discurre tranquila en el poblado picto, las labores agrícolas se han completado con éxito y el invierno, aunque especialmente frío este año, avanza perezoso. Pero Boudica es una reina inteligente y sabe que, con el campamento de Vindolandia tan cerca, no puede bajar la guardia; sin duda los romanos querrán venganza tras la derrota sufrida en el Río Alier. Así que se ha reunido con Alatar, su druida, en su refugio secreto en lo profundo del bosque de Mual para escuchar sus sabias palabras.
- Mi señora, los rumores recorren el bosque y la piedra de Lugh aquí lo confirma: "thoir an aire do luchd brathaidh", debemos cuidarnos de los traidores.
+ No te preocupes, Alatar, ya contaba con tener que lidiar con algún tipo de inquietante y desconocida estratagema romana y sé qué pasos he de seguir.
- Pero debemos ser cautos, no es sólo el bosque quien sabe escuchar y quien puede hablar.
+ Descuida. Además, ya sabes aquello de que "Roma traditoribus non praemiat", Roma no paga a traidores, ¿verdad?
- Veo, mi señora, que habéis aprendido a hablar con el hermetismo de una sibila.
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