Hola lector@s! Seguimos nuestro periplo por tierras escocesas: hoy de hecho empezamos el auténtico road trip, con una primera parada en las evocadoras ruinas de Melrose Abbey, donde pudimos encontrar el canecillo de un cerdito gaitero y donde, a pesar de la persistente lluvia, Click pudo añadir otro ensayo por el mundo a su colección :)
Después llegamos hasta la frontera. Sí, sí, la frontera. Vamos, el Muro del Emperador Adrianclock. Un buen paseo por ella me hizo entender por qué Falclock y compañía guardaban tan malos recuerdos de esta isla (¡imagina pasarte 6 horas de guardia a pie firme con este frío! ¡buf!). Obviamente, también visitamos el yacimiento arqueológico de Vindolanda (el campamento mejor conservado de esta frontera) y el museo del ejército romano. Roman Britannia: Happy check!
Y aún más al Sur, visitamos New Lanark, supuesto ejemplo de socialismo utópico del siglo XVIII. ¡Una estafa! Te cobran hasta por el folleto pero luego casi todos los edificios están cerrados al público. Y, lo más importante, no cuentan la verdad: que el "mecenas" era un esclavista moderno que intentó crear un guetto de obreros alienados (tenía escuela... pero los niños trabajaban 8 horas diarias; tenía economato... pero el salario, diferenciado además, se pagaba en vales y no en dinero; él vivía en una mansión... pero los pisos de los obreros no tenían ni luz ni agua; etc.). Vamos, que no merece la pena visitarlo.
Para facilitar ambas visitas hicimos un par de noches en Glasgow: grande, industrial y feo. Lo más destacable es el cono de tráfico que adorna la estatua ecuestre de la entrada al GOMA (Glasgow of Modern Art), tal como veis en la foto, y un grupo de veteranos gaiteros dándolo todo en la calle comercial (los viejos rockeros nunca mueren, jeje):
¡Ah! Yo ya he visto las famosas vacas peludas escocesas pero Click, como se la perdió por ir conduciendo, no me cree y dice que no existen, jaja.
Dicho esto, nos volvemos a las Highlands...
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