jueves, 16 de enero de 2025

Sintra & Cascais

¡Bom dia! Decíamos que este año, en lo que creíamos un alarde de innovación y ruptura de tradiciones, habíamos decidido irnos de vacaciones en plenas navidades y pasar el fin de año en el Algarve portugués. ¿Por qué allí? Porque era la única opción con buen tiempo y vuelo directo desde casina, dos argumentos muy razonables, ¿verdad?.

Como para la ida escogimos el último vuelo del día, e hicimos noche en la ya bien conocida Lisboa, al día siguiente decidimos turistear un poco los alrededores, descubriendo que no somos tan "raros" y que, en realidad, hay muchísimos kekos, de todas las nacionalidades, aprovechando estos días para hacer turismo y librarse de compromisos navideños, jejejeje.

Empezamos visitando Sintra, lugar de veraneo de los reyes portugueses y por tanto con numerosos palacios y castillos, como el Castelo dos Moros...


...al que se accede por un pintoresco sendero, monte arriba, y que hizo muy faliz a Click. Bueno, y a mi, porque, ¡oh sorpresa!, aunque cerrada al público, tenía una pequeña capillita románica y pude hacerme una foto en su discreta portada.


La tarde la pasamos en la soleada y muy trendy Cascais, con su puerto deportivo, sus terrazas (los portugueses hacen un café casi tan rico como los italianos), su mercadillos navideños, y su puesta de sol en la roca del diablo ;)


Para cenar nos fuimos a un pequeño local mestizo frente a la famosa Fundación Calouste Gulbenkian. ¡Y cenamos muy bien! Os ponemos las fotos en grande para que las disfrutéis a modo de Pasaporte Gourmet. De entrantes, auténticos dumplings caseros de pollo:


Como platos principales, bacalao à brás (descubriendo que mi versión es muy muy similar a la original. ¡Medallita!) y bacalao à lagareiro, es decir, a la parrilla:



Y de postre, por recomendación de la cocinera, un pastel de zanahoria y pistachos ¡super rico! tengo que investigar, a ver si encuentro la receta...


A la mañana siguiente, antes de ponernos en ruta (nos esperaban tres horas de coche, dirección sur), hicimos una breve y suculenta parada en Belem para comer unas natas recién salidas del horno, mmmmmmm. ¡Qué gran idea, Click!



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