lunes, 4 de marzo de 2024

Cuenca

Hace poco preguntábamos por sugerencias para ocupar el finde de descanso rugbístico y a nuestro amigo el cónsul Tiberio Emilio Craso le faltó tiempo para recomendarnos visitar su ciudad de origen, Segóbriga, un yacimiento espectacular cuyo anfiteatro luce así de bien en las fotos:


Aunque nosotros preferimos hacernos la foto en las taquillas de las termas públicas, que tan buenos recuerdos pompeyanos nos traen:


Obviamente hicimos noche en la capital conquense, cuya catedral luce una portada muy peculiar, casi como si de un telón teatral se tratara:


Aunque la foto más codiciada son las Casas Colgadas sobre el río Júcar. El mejor lugar para obtener esta imagen es el centro del puente colgante... Si Click y su vértigo lo cruzaron regular de noche, de día ya no pudo repetir y acompañarme. Pobre... y eso que si se cae, hay agua y Click sabe nadar ;)


Las casas, además, han sido rehabilitadas para acoger al bien nutrido y representativo Museo de Arte Abstracto, que es gratuito. Quizá no todos los visitantes entiendan los cuadros expuestos pero merece la pena para observar la estupenda restauración hecha y la recuperación del los artesonados y frescos originales de algunas estancias:


¿Y qué hay de la comida? Pues las especialidades locales nos gustaron bastante, sobre todo el morteruelo y el queso manchego curado con romero. Click se puso las botas, jeje:


Ni que decir tiene que, estando tan cerca, no podíamos desaprovechar la oportunidad de pasear por la Ciudad Encantada:


La carretera, por cierto, era pintoresca ;) y desde el Mirador de la Amistad (no hagáis chistes, que os conocemos...) se tenían estas impresionantes vistas al valle:


¡Pero aún hay más! Hace pocos años en el pueblecito de Noheda se encontró una lujosa villa romana que alberga, entre otras sorpresas, el mosaico privado más grande de Europa, con una interesantísima representación mitológica. Y esto es sólo el principio, los arqueólogos de la zona tienen mucho trabajo por delante...


En el camino de regreso paramos en Huete, otrora ciudad monumental. En la actualidad, la mayor parte de sus casonas y conventos amenazan ruina (literal) mientras que, para sobrevivir, el antes orgulloso palacio del Conde Garcinarro ha tenido que reconvertirse en casa rural. Cosas veredes, amigo Sancho...


Como veis, una escapadita de apenas 36 horas pero muy completa y muy bien aprovechada, como es habitual en nosotros, jeje. Pero ¡atención! Ya sabéis que marzo es un mes muy intenso en nuestras vidas y este año se presenta particularmente movidito. 



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