jueves, 23 de mayo de 2024

Kenia 5. Masái Mara (II)

¡Más rugidos! ¡Perdón! Maullidos mejor dicho, pero no os confundáis porque no estuvimos observando gatitos domésticos de los que tanto le gustan a Clicka, sino que estuvimos viendo otro tipo de felino un poco más grande y que tampoco ruge sino que maúlla. Y desde luego fue otro de los momentazos del viaje porque no todos los que participan en un safari tienen la oportunidad de ver al mamífero más rápido de la Tierra: el guepardo. Nuestro conductor, un verdadero experto en estas lides, fue capaz de avistar una madre de esta especie que se encontraba cuidando a sus traviesos cachorritos:


No pudimos acercarnos mucho ya que pese a que son cazadores, también es cierto que los guepardos son de los más débiles y por ello están en peligro de extinción por el ataque de otros depredadores (incluidos por desgracia los kekos salvajes). Pero no hay nada que se le resista a la supercámara de Clicka o ¿no es ésta una de las fotos más bonitas de todas (sin contar en las que sale la fotógrafa, por supuesto)?


Si recordáis en una entrada anterior os comentaba que abandonamos el Parque Nacional Lago Nakuru con la lista de los Big Five completada. Pero la cosa tiene truco porque originalmente dicha lista no incluía el búfalo cafre sino que en su lugar aparecía el guepardo. Lo que ocurre es que como es tan difícil poder encontrar ejemplares de dicha especie, se decidió  modificar la lista a tal y como la conocemos ahora para así evitar la frustración de los turistas. En resumen, que nosotros completamos la lista original y la actual. Check y check.

Y con la satisfacción del deber cumplido, aún nos quedaba otro momento especial. Nos dirigimos a una zona del parque llamada Mara Triangle donde pudimos acercarnos al río Mara que sirve de frontera natural entre Kenia y Tanzania, y que es famoso por las migraciones de ñus que lo cruzan en manada arriesgándose a ser pisoteados por sus congéneres o devorados por los cocodrilos. Por desgracia ese día estaban un poco vagos y sólo pudimos verlos pastando tranquilamente al otro lado del río, en el Parque Nacional de Serengueti. Ahora bien, varios cadáveres yacían en el río como consecuencia de fallidos intentos de cruzarlo; el banquete de los buitres y el hedor a carne podrida resultarán difíciles de olvidar.

Para despedirnos de este gran parque tuvimos un par de actividades finales. Primero hicimos una parada rápida junto al monolito que indica la frontera entre Kenia y Tanzania (¿esto cuenta como haber conocido otro país? ¿podemos rascar Tanzania en el mapa, Clicka?):


Y terminamos con una visita a una aldea Masai. ¡Menudo tongo! Si de verdad queréis aprender algo de etnografía, os recomendamos que visitéis sitios como Taramundi y que no os dejéis engañar por atracciones pseudo-turísticas como la visita que os comento. En pocos sitios hemos visto más porquería y más artimañas para engañar a los visitantes que en la autentiquísima aldea que visitamos. Con deciros que los niños se rebozaban en los excrementos de las vacas y que se vendían como artesanía llaveros con la bandera de Sudáfrica... En fin, que no se diga que no cumplimos con lo que se espera del buen turista, como saltar con los nativos:


Esto está a punto de terminar, pero no os alejéis mucho que aún queda una última entrada de este viaje.


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