jueves, 30 de marzo de 2023

De jameos y volcanes

¡Hola! Comenzamos nuestra narración lanzaroteña presumiento de hotelito boutique en Tías: una casona de arquitectura tradicional magníficamente restaurado y en el que desayunábamos muy bien y muy rico, mientras disfrutábamos de sus patios interiores y su jardín de cactus. 


El sábado empezamos la jornada visitando los Jameos del Agua. Un jameo es el hundimiento del techo de un túnel volcánico que, además, se adentra en el agua del Atlántico, creando un bioma muy peculiar en el que viven 33 especies únicas en el mundo aunque la más famosa son los jameitos, unos pequeñísimos cangrejos albinos y ciegos. Adivinad quien se metió (por accidente) en el estanque y casi los pisa... 


La salida del tubo me pareció el lugar adecuado para comenzar a recopilar nuevas muestras para mi ya célebre colección de rocas volcánicas. Al fin y al cabo, la intervención del artista local Keko Manrique no dejaba de ser una terraza con restaurante y palmeras en la que no merecía la pena echar más tiempo... Sí, un bluffff (y eso que no habéis visto su "monumento al campesino", ejem).


Casi enfrente está la Cueva de los Verdes y, muy cerquita también, el Mirador del Río. Sí, hay que pagar por asomarse a un mirador, pero las vistas de La Graciosa y el micro archipiélago Chinijo son estupendas:


Comimos de picnic en Haría (donde hice una contundente y expresiva demostración de como se hace "zumo de cochinilla" en las plantaciones de chumberas locales para obtener el color púrpura) y luego nos saltamos la ley para colarnos en un espacio "proivido" (¡mis ojos! ¡mis ojos!) y muy instagrameable: la cantera de Tinamala.


El domingo tocaba madrugar para llegar los primeros al Parque Nacional de Timanfaya. Un impresionante paisaje pero tan protegido que sólo puedes visitarlo en guagüita y sacarte foto desde el aparcamiento:


Una tontería, en realidad, porque justo al lado está el Parque Natural de los Volcanes que puedes recorrer sin ningún tipo de impedimento. Empezamos haciendo patria en El Cuervo...


... para luego enfrentarnos a la ruta que conecta Montaña Caldereta con Caldera Blanca, ascendiendo y recorriendo TODA la circunferencia desde lo alto de su cresta, incluso a pesar de la dificultad de sus últimos y escarpados metros:


Una experiencia agotadora y estupenda. Pero a la vuelta aún nos quedaban fuerzas para hacernos unas últimas fotos en Las Grietas, un estrecho pasadizo volcánico lleno de posturetas: 


Vaya día, ¿verdad? Menos mal que el plan del día siguiente era más tranquilo y nos permitiría recuperar fuerzas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario