Azores 2. Isla San Miguel para senderistas

Decíamos hace poco que, una vez marcado el "check!" en los puntos turísticos de la isla, había rutas muy interesantes que nos permiten conocer la auténtica San Miguel y sus paisajes: 

Una de las más bonitas es Lagoa do Fogo, llamado así porque el agua ocupa el cráter de un volcán extinto. Se trata de una ruta circular de 10 kilómetros, cuya primera parte circula un buen rato al lado de una acequia, sistema sencillo pero muy efectivo para evitar aluviones en época de lluvia y además proporcionar sombra:

Una vez llegados al lago, que luce así de espectacular, hay un punto concreto de la ruta desde el que podréis haceros una foto entre ambas masas de agua (lago y océano):

Y ya que mencionados el océano... Povoaçao es una playa de arena negra donde poder darse un buen chapuzón. Por cierto, que este día se nos olvidaron los bocatas pero, como soy una keka de recursos, solventamos la situación con los bolos levedos que nos habían sobrado del día anterior, jeje:

Si preferís combinar senderismo y un poco de road trip, os aconsejamos visitar Ponta do Sossego y Ponta da Madrugada, que son unos magníficos merenderos...

... y el faro de Arnell, frente a cuyo puerto se libró una batalla contra un submarino alemán en 1918: 

Más opciones: Riberira Grande y su instagrameable cascada Salto do cabrito, o la espectacular Sete Cidades, una buena caminata de 13 kilómetros y un potente desnivel en su tramo inicial, que permite disfrutar de esta panorámica sobre su lago-en-cráter:

Consejo extra: aunque un poquito a desmano y sin chiringuito, la visita a la playa de Cabo Ferraira merece la pena puesto que una corriente de aguas termales desemboca en el mar, creando una interesante piscina natural entre las rocas. ¡Incluso yo me metí en el agua, y eso que para mí ya estaba un poco fría! Luego me quedé muy formalina esperando a Click, que decidió dar unos largos mar adentro y que, no sé por qué, no se fía de que yo no vaya a liarla estando sola... :P

Unos paisajes muy bonitos, sí, pero seguro que os estáis preguntando ¿Y qué pasa con la comida? ¿No hay pasaporte gourmet de este viaje? ¡Pues claro que sí! En la próxima entrada lo veréis...