Decíamos la semana pasada que, tras tanta fartura, es bueno pasear un poco. Si bien Infiesto tiene una animada vida social y musical, su oferta museística no es demasiado recomendable. De la aparentemente atractiva exposición de relojes antiguos salimos huyendo por la ineptitud del guía:
Sin duda, Piloña y alrededores son comarcas de disfrute exterior. Por ejemplo, podemos visitar la Cascada Valdés, atravesando un pequeño bosque de carrascos (acebal para los kekos de CyL):
Dar un paseo mientras disfrutamos de la Vuelta Ciclista al Playmundo (sí, este verano pasó al lado mismo de casina, jeje):
Visitar la casa natal del famoso gaitero de Libardón, quien puso la imagen y la banda sonora oficial al puesto de la sidra asturiana más famosa en la Exposición Universal de París de 1900 (sí, la de Eiffel) y quien grabó, para la firma de Edison, el que sería el primer disco de folk de la Historia. ¡Ahí es nada!
Otra opción es pegarse un chapuzón en la ya conocida Playa de la Griega...
... pasear por el Arenal de Morís...
... o visitar la línea de trincheras de La Isla:
Tras un día tan completo y dinámico a cualquiera se le abre el apetito así que ¿qué mejor que tapear muy ricamente en una terraza de Colunga?
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