¡Hola! Teníamos pendiente terminar nuestra narración islandesa... (¡para poder empezar las siguientes aventuras!). Así pues, el último capítulo nos lleva a la península de Snaeffellsness o "Pequeña Islandia" porque allí te puedes encontrar todo condensado en pocos kms2. Por ejemplo, una de las tres únicas playas de arena blanca de toda la isla:
Aunque la más interesante es la playa de Djúpalón, famosa por los restos de un pesquero naufragado y, sobre todo, por ser el lugar donde están las "piedras de levantamiento" o prueba de aptitud para embarcar. Click levantó, sin perder la sonrisa, la de 54 kgs, mínimo requerido para ser admitido como remero, dejando fatal al novio de la keka de al lado :)
Tras un picnic con más recogida de muestras pétreas (espero que no me paren en la aduana, ejem) y un paseo por el acantilado, nos fuimos hasta Snaeffells, el volcán que, según Clucklio Verne da acceso al interior de la Tierra. ¡Wow! Yo lo disfruté aunque el monumento al escritor es una pequeña placa que pasa desapercibida para los muchos turistas que pululan por el lugar:
Nuestro hotelito, la antigua oficina de correos :P, está en Grundarfjördur, un pueblecito de sólo 509 habitantes que pescan 14.500 toneladas al año. ¿Y dónde están todos esos peces? Porque en esta isla comen fatal, no me extraña que sus kekos estén siempre enfurruñados... El volcán local, por cierto, tenía el aspecto de un sombrero seleccionador:
AL día siguiente nos acercamos a Bjarnarhöfn, donde han montado un museo en torno al negocio familiar, la pesca del tiburón:
Una jovencita keka nos explicó todo el proceso y luego nos dio a probar unas finas lonchas blancas. Supuestamente, su fuerte sabor debía asustarnos... Está claro que por aquí no han probado nunca una buena tosta de queso Cabrales, jaja:
También visitamos Deildartunga (el manantial de agua hirviendo más caudaloso de Europa) y Hraunfossar, una cascada sin río ni glaciar: se trata del agua de lluvia filtrada por la corteza volcánica y que encuentra una pintoresca salida aquí:
El último día pusimos el broche final del viaje en la península de Reykanes (al Sur de la capital) visitando su zona geotermal y su "puente entre dos continentes". Sí, justo aquí hay una falla tectónica que cada año separa 6 mm Eurasia de América. ¿Qué mejor sitio para un selfie con nuestra bandera?
Como sorpresa final, al día siguiente el avión que nos llevó de regreso a casa... ¡lo pilotaba un amigo de Click! XD
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