¡Konnichiwa! Tras el inciso navideño, retomamos nuestro periplo japonés. El shinkanshen nos llevó en menos de dos horas a la grande e industrial Nagoya. Desde nuestra habitación en el piso 22 de un hotel teníamos unas estupendas vistas de la ciudad. Las fotos nocturnas quedaron espectaculares:
Y es que Nagoya está lleno de rascacielos llamativos. Por ejemplo, la Spiral Tower donde, además de centros comerciales y oficinas, hay ¡un colegio y dos institutos! ¡Yo quiero dar clase allí!
Comimos en el Antico Café de la JR Towers, donde decidí que el postre merecía ser importado de inmediato a nuestros menús habituales: tostada calentita con una gran bola de helado encima y bien regado con caramelo. ¿Por qué no se me habría ocurrido antes?
Visitamos luego el castillo, muy bonito pero todo reconstruido hace apenas unos años. Como Click bien sabe, a eso se le llama "falso histórico".
Pero ¿por qué hemos venido a Nagoya? ¡¡¡Por el torneo oficial de sumo!!! Fue super divertido ver a los kekos enfadados lanzando cojines al aire cuando su rikishi favorito era expulsado del dohyo. Nosotros estuvimos muy atentos a los combates, anotando los resultados y nuestras preferencias en cada categoría. Tras pasar allí toda la tarde salimos convertidos en unos expertos en este deporte tradicional. Por cierto, nuestro amigo Takatoriclick hizo una magnífica actuación:
Nuestra siguiente parada será Osaka pero, como ya sabéis, es una ciudad que nos fascina especialmente así que hablaremos de ella más adelante, con la calma que se merece. Mientras tanto: ¡YOIOTOSIWO! (¡Feliz Año Nuevo!).
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