Lo de tener una casina rural supone acumular también anécdotas con la fauna local, como aquella vez que, dando un tranquilo paseo, nos topamos con un par de jabalíes, para susto del precavido Click:
-¡Clicka! ¡Ten cuidado, no te acerques! ¡A ver si te atacan!
Pero "peligro" es mi segundo nombre :P Así que ignoré los sabios consejos de Click y me acerqué con mi cámara, pues era la oportunidad perfecta para probar mi nuevo teleobjetivo de cara al viaje a Kenia que teníamos programado para tan sólo un par de semanas después (y que aún tenemos pendiente de contaros, ¡ups!):
¡Fijaos qué fotaza! ¿Verdad que mereció la pena el riesgo? Si en realidad los pobres jabalíes estaban más asustados que nosotros y enseguida echaron a correr monta arriba...
Desde luego, esto fue más agradable que encontrarse un enorme sapo en el porche...
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