jueves, 6 de julio de 2023

Rila y Sofía

Tras un largo día laborable y un vuelo que salió con retraso, conseguimos llegar a la capital búlgara para dormir y recuperar fuerzas. Así que empezaremos aquí nuestra narración por el auténtico comienzo del viaje: el monasterio ortodoxo de Rila

Tras dos horas de coche, que me permitieron estudiar cirílico y empezar a leer emocionada los carteles de la carretera :P, llegamos al corazón del Parque de los Siete Lagos (un Picos de Europa búlgaro). El monasterio, aunque reconstruido en el siglo XVIII, destaca por su exuberante decoración de pintura al fresco, tanto en el interior de sus edificios como en el porche exterior de la iglesia:


El momentazo tú-y-yo llegó por vía olfativa: justo detrás del complejo descubrimos una minúscula tasca con "pan del monasterio", un riquísimo y esponjoso bollito cubierto de miel (junto a un café más que aceptable para ser de máquina expendedora):


Regresamos a Sofía para callejear por su centro histórico (muy mal señalizado). Mi parte favorita, claro está, fueron los restos de la antigua Serdica romana, algunos mejor excavados que otros. Esta calle, por ejemplo, hoy conduce a la estación de metro:


Pero también visitamos la iglesia de Santa Petra, la Plaza de la Tolerancia (con templos de 3 religiones distintas), la rotonda de San Jorge (que está en el pario del Ministerio de Educación), el "largo" o avenida de edificios gubernamentales, el antiguo palacio real y los antiguos baños termales que, para disgusto de Click, hoy son un museo...


También entramos en la catedral Nevski, que luce así de nueva y fea desde el parque (pero no se lo digas a la malhumorada keka de la limpieza y, sobre todo, ¡no le pises lo fregao!):


Nos vamos al Boulevar Vithosha, que es la zona de compras y hostelería. Como el viaje coincidía con las vacaciones de Semana Santa, no tuvimos más remedio que comprarnos un huevo de Pascua XD


Fuimos paseando (y sufriendo el pésimo gusto en el vestir de los kekos de este país) hasta el horróspido Palacio Nacional de la Cultura, de época soviética (con eso ya está dicho todo, ejem).

El parque que le rodeaba era bastante agradable pero finalmente decidimos volver a Vithosha y buscar donde cenar una de las típicas super parrilladas búlgaras:


Visto así, parece que lo único que hicimos en todo el día fue comer... Y la verdad es que acabamos con una buena fartura, jeje. Pero para conocer bien un nuevo país, es necesario conocer su gastronomía, y en eso Click y yo solemos sacar sobresaliente, ejem. 



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