La última etapa de nuestro periplo búlgaro consistía en disfrutar de las playas del Mar Negro... misión que se tornó algo difícil. Aunque sabíamos que al ser aún temporada baja no habría mucho ambiente, lo que no esperábamos al llegar a Nesebar, centro neurálgico del turismo veraniego, era estar prácticamente solos.
El paseo por su casco histórico, una pequeña isla unida al continente por una lengua de tierra artificial, fue agradable y nos proporcionó unas cuantas fotos interesantes a pesar del estado ruinoso en el que se encontraban las dos docenas de iglesias que se erigieron aquí en la edad media:
... ¡y un ovni! ¡Sí! Bueno, no. Se trataba de un enorme edificio de hormigón levantado en época comunista como centro de congresos del partido (Buzludzha), y que tiene forma de ovni. Además de su tamaño desmesurado, está en lo alto de una montaña así que se ve a kilómetros de distancia.
Pero anécdotas aparte, y aunque aún pararíamos a merendar unas riquísimas tartas en Plovdiv, deberíamos terminar aquí nuestra narración porque hoy es un día importante y debemos prepararnos y ponernos guapetones. La semana que viene os contaremos por qué ;)
No hay comentarios:
Publicar un comentario