jueves, 26 de mayo de 2022

Reykjavik y el Parque Nacional de Reykjanes

¡Saludos, valeros@s viking@s! ¡Bienvenidos a Islandia, la tierra del hielo y el fuego! A pesar de los obstáculos logísticos (el vuelo salió con retraso y la empresa de alquiler de coche nos hizo una jugarreta), conseguimos poner pie en estas latitudes.

Obviamente, comenzamos por su capital, Reykjavik. A pesar de su pequeño tamaño, no es una ciudad fácil para orientarse ni que destaque por su arquitectura; si ésta representa a los habitantes de un país, entonces los islandeses son kekos fríos, grises y aburridos. De la espantosa catedral no hice ni foto, porque dañaba mi sensibilidad estética, ejem.

Luego recorrimos el paseo marítimo admirando las esculturas hasta llegar al Edificio Harpa:

Tras comer un discreto fish&chips (pronto descubriríamos que, pese a ser uno de los mayores exportadores mundiales de pescado, la gastronomía islandesa es bastante pobre y aburrida. Y su plato "nacional" es... ¡el perrito caliente! What???), intentamos aprender algo en la exposición "Whales of Iceland" y "Iceland wonders" en el edificio del Perlan (antiguos depósitos de agua reconvertidos en museo) pero se nos quedaba bastante escaso al compararlo con la playmo-guía. ¡Pues sí que empezamos bien!


Tras una reparadora y larga noche (es un decir, ya que aquí estamos experimentando el famoso "sol de medianoche") empezamos nuestro road-trip visitando el parque nacional de Reykjanes. A pesar de la fina y persistente lluvia, disfrutamos de un paseo de 5 kilómetros a la orilla del lago Kleifarvatn...


... para llegar al área termal de Seltún, con sus fumarolas, su olor a azufre y sus lodos hirviendo, que nos trajeron muy buenos recuerdos desde el otro lado del mundo y donde yo recogí la primera muestra ígnea de las vacaciones, jejeje:

Muy cerca está la visitable central energética de Hellisheidi porque esa energía es, precisamente, el segundo gran producto de exportación del país a través de un inmenso conducto submarino que conecta con el norte del continente europeo:


Las últimas paradas del día fueron Hvergerdi ("la ciudad de los invernaderos", dicen... ejem) y Thorlakson, donde nos esperaba una acogedora habitación y donde aprendimos el olímpico deporte de lanzamiento de roca volcánica :P



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