Hoy presentamos la última entrada sobre "excursiones castellanas" de este otoño. Hace algunas semanas nos acercamos a la localidad zamorana de Toro, otro de esos lugares decepcionantes de la meseta.
Si bien es cierto que su colegiata románica está muy bien conservada y luce dos espléndidas portadas llenas de "muñequinos" (sobre todo la llamada "portada de la majestad", en el interior del transepto, que además aún conserva su policromía original)...
La gastronomía no es su fuerte tampoco... aunque para fuerte, el vino local, no apto para paladares sensibles. Pero como además yo corría el riesgo de tropezarme con alguna de las "hermanas" que tan abundantemente "producen" por aquí y que tanta tabarra me dieron en el colegio, decidimos no perder más tiempo y marcharnos de vuelta a casa para prepararnos una cena de picoteo ;)
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