¡Nueva entrada, que hay que darle caña a este blog! Hoy empezamos el día en la Ryozen Kannon, una gigantesca estatua del Buda de la Misericordia, dedicada a todos los caídos en la guerra.
Luego visitamos el Castillo de Nijo (el día anterior estaba cerrado... por visita oficial del mismísimo clickperador!). Claro, tuvimos que ser muy formales y no salirnos del itinerario establecido:
La siguiente parada fue el Golden Pavillion, emplazado en un parque precioso pero un poco saturado de turistas:
El famoso Jardín de Piedras del Ryoanji fue un poco decepcionante; Klimiko y yo nos marcamos unos jardines zen que no tienen nada que envidiarle:
Rematamos con un programa cultural muy completo: espectáculo de artes tradicionales en el Gion Corner (incluyendo baile a cargo de una muy concentrada maiko) y una riquísima cena budista (es decir, vegetariana). El postre lo tomamos en una auténtica Casita de Té, aprendiendo así que ese peculiar e incómodo modo de entrar pretendía igualar a todas las clases sociales y enseñar humildad. También aprendimos a servir adecuadamente el té a un invitado.
Lo mejor de la noche, el taxista. Un auténtico y divertido personaje. ¡Oh América!
No hay comentarios:
Publicar un comentario