domingo, 9 de octubre de 2016

Despegamos... hacia el clickfinito!

Querid@s lector@s, por fin ha llegado el momento que tanto habéis estado esperando...

Tras una maravillosa boda, llegó la hora de disfrutar de una Luna de Miel ¡espectacular!. Como somos dos kekos especiales, necesitábamos algo fuera de lo corriente así que decidimos irnos lo más lejos posible: ¡Nueva Zelanda! ¡Wow!

El viaje fue muy muy muy largo, aunque la escala en Singapur ayudó un poco a estirar las piernecitas. El aeropuerto se ha ganado el título de "Best airport in the World" a pulso: moquetas, jardines exóticos, fuentes, carnicerías (sí, sí, habéis leído bien), galletas gigantes... Al parecer también hay un mega-tobogán, pero no en nuestra terminal, lástima.


Así, tras un total de 26 horas, llegamos a nuestro primer destino: Auckland. No es la capital, pero sí la ciudad más grande del país. La primera impresión fue buena: el precioso Domain Park estaba animado con jugadores de rugby y criquet. Pero enseguida nos dimos cuenta que Nueva Zelanda es un país de "exteriores" ya que el resto de la ciudad nos decepcionó un poquito (por ejemplo, el puerto lo tienen bastante desaprovechado. ¡Ni siquiera tenían heladerías!).


Tras un paseo de contacto, nos fuimos temprano al B&B (psché) porque estábamos agotados y no teníamos claro qué hora era; Clicka estuvo a punto de desfallecer por el jet lag, pero tuvo que esperar encerrada en el baño hasta que conseguí vencer, en singular combate, a un mega-elemento de la fauna local. ¡Pedazo abejorro! Pues sí que empezamos bien...

Pero no es dejéis engañar por las primeras impresiones: al día siguiente empezaría lo bueno, ¡muy bueno!. Ya lo veréis... 

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