¡Kalimera! Tras un par de días en Atenas, alquilamos un coche para acercarnos a Delfos, el santuario panhelénico dedicado a Apolo, situado junto al monte Parnaso, y famoso por las enigmáticas y contundentes profecías de su pitia:
El día no comenzó bien: hubo que pegarse un buen madrugón, aguantar un fuerte aguacero y un atasco monumental debido a varios camiones que transportaban las gigantescas aspas de unos molinos de viento. Y cuando por fin conseguimos llegar... ¡Qué decepción! Hay espacios cerrados porque las ruinas no están apuntaladas y hay riesgo de derrumbe, mientras que el célebre "Tesoro de los atenienses" está mal reconstruido:
De pésimo humor, nos fuimos al museo... y allí la cosa mejoró un poco, porque sí está bien montado e incluye piezas muy interesantes, como la esfinge de Naxos, los kourós Cástor y Pólux, las metopas de la Gigantomaquia y, por supuesto, el auriga de bronce :) Ya más contenta, pude disfrutar del impresionante paisaje y disfrutar de la comida. Después visitamos el tholos de Athenea Pronaia:
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