jueves, 13 de junio de 2019

Edimburgo

Tal como os dijimos el lunes, empezamos la narración escocesa. Llegamos en un vuelo directo por la mañana temprano. Lo primero que hicimos fue dejar las maletas en el hotel (en plena Royal Mile, porque somos así de chulos) e ir a comer, comprobando que la gastronomía local no nos iba a cautivar, ejem.

Edimburgo, lleno de turistas (qué plaga!), es realmente una ciudad muy bonita y con gran ambiente. Lástima que sus volcanes se extinguieran hace siglos...

En Victoria St. y Grassmarket (supuestamente, la inspiración para la mismísima Diaclockn Alley) hicimos las primeras compras:


Con menos entusiasmo visitamos el cementerio Calton, la New Town, los Jardínes de Princess St., Greyfriars, el Parlamento...


A la mañana siguiente visitamos el famoso castillo. Mucho uniforme y medallita británicos pero poca historia antigua escocesa. Eso sí, la entrada incluía un whisky tasting que Click creía que podría repetir. Pero no, porque era en crema y me lo bebí yo :P


Total, que en hora y media habíamos acabado, así que nos fuimos a Stirling, y subimos a lo alto del Monumento a Clicklliam Wallace, donde tiraba un viento huracanado:


En el camino de vuelta, y a pesar de la lluvia, conseguimos fotografiar a los kelpies (o sea, unos caballos gigantes y sanguinarios).

Llegamos a Edimburgo a tiempo para realizar la visita guiada a los callejones subterráneos de Mary King's closet. No estuvo mal pero, como dijo una kekita que venía en nuestro grupo, "no da nada de miedo".

La cena, muy rica, a base de Cullen Skink (sopa de pescado ahumado, patata y puerros), pescado y pan (especifico esto último porque nos cobraron 3 libras por un pedazo de pan!):


Al día siguiente empezaría el road trip propiamente dicho, pero eso ya será otra entrada...


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