miércoles, 8 de noviembre de 2017

Tokyo II

¡Volvemos al país del Sol Naciente! Y además con una narración especial, pero vamos por partes... 

Comenzamos a las 10:00 por el célebre mercado de pescado de Tsukiji. Aunque a los turistas apenas nos dejan visitar una quinta parte del conjunto, ya sirvió para sorprendernos. El llamado "Mercado externo" resultó ser un inmenso y limpísimo recinto donde puedes encontrarte cualquier clase de animal marino. Y aunque ya era el final de la jornada, aún había bastante actividad, pues lo que se había vendido se cortaba, congelaba y envasaba. La destreza de los pescateros con sus katanas era impresionante:


De ahí nos fuimos a otra parada casi obligada: la Fabric Town del barrio de Nippori, una calle dedicada en exclusiva a las tiendas de telas. Docenas de tiendas, algunas de varios pisos, llenas de telas de todos los tejidos, colores y estampados imaginables. Me hacían los ojos chiribitas pero finalmente conseguí decidirme y comprarme varios ejemplares ¡super kawaii! Menos mal que, previsora, había dejado espacio suficiente en la maleta, jeje:


Para comer nos acercamos al Parque de Ueno, famoso además por su lago de nenúfares gigantes. ¡Llegaban a sobresalir 2 metros por encima del agua!:


Y allí, a las 4 de la tarde, con 35ºC y un 90% de humedad (vamos, un calor sofocante), nos encontramos lo que jamás esperábamos ver: ¡un concurso de estatuas de hielo! Y estaban siendo talladas en directo por... ¡cocineros! Full respect, como dice Click.


Tras las fotos de rigor, que sirvieron de aperitivo, nos metimos de lleno en el plato fuerte del día: el mundo otaku. Bienvenidos al Japón friki (confesadlo: lo estabais deseando... jeje). Recorrimos todo Akihabara (el barrio especializado en electrónica), alucinando con todo. Por supuesto, entramos en el edificio de Mandarake, la librería de manga y anime más famosa del mundo y que, además, tiene una planta dedicada al DIY de ¿cómo decirlo? dolls para kek@s adult@s. Resultaba un poquito siniestro: 


Rematamos el día visitando la sede de la cerveza Asahi que tiene forma de... pinta de cerveza. Para que no queden dudas sobre qué se produce dentro del edificio. Casi al lado está el templo Senso-ji, donde Click (envidiosillo de mis compras textiles) se hizo con una camiseta de Godzilla:


Bueno, su Godzilla no es tan kawaii como éste, pero también tiene mucho arte. ¿Verdad, Click?


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