Seguimos nuestro periplo italiano en plena ola de calor (la han llamado Lucifer, con eso está todo dicho). Hoy os hablaremos de Lerici, otro concurrido destino vacacional. Como el castillo estaba cerrado (???) fuimos a bañarnos y comer helados:
Para el siguiente plan teníamos dudas, pues recomendaban usar transporte público... Nosotros nos arriesgamos y llegamos a Camogli en nuestro coche, que dejamos aparcado en un supermercado sin ningún problema. El nombre quizá os suene de las noticias, pues el cementerio se derrumbó hacia el mar hace algunos meses; el resto del pueblo está en perfectas condiciones para pasear y disfrutarlo:
Allí tomamos un barco-taxi para visitar la abadía de San Fruttuoso, sólo accesible por mar. A nosotros nos interesaba la parte cultural así que nos llamó mucho la atención la cantidad de kek@s que venían aquí a tomar el sol en su minúscula playa, ¿no habrá sitios más cómodos?
El viaje terminará con una buena sesión de turismo urbano pero eso ya será la crónica para la siguiente entrada...
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