¡Kalimera! Tras unos días estupendos de sol y relax en Zakynthos, regresamos a Atenas para pasar dos días más en esta caótica ciudad, visitando lo que nos quedaba pendiente, como el Museo Benaki (una fundación privada con una destacadísima colección de trajes tradicionales de los siglos XVII a XIX) y el impresionante Museo Arqueológico Nacional, donde además pudimos ver los trabajos de restauración de unas cariátides:
Por supuesto, también aprovechamos para despedirnos de nuestros rincones favoritos por Psiri y Monastiraki. Pero también encontramos algo inesperado y sorprendente: ¡un FunPark! Aunque pequeño y modesto, fue suficiente para hacer algunas compras y conocer nuevos amigos, como los "Golden Share the Smile" que tan escurridizos resultaron ser en Madrid...¡y que ahora viven con nosotros! ¡ja!
Al día siguiente nos fuimos al Pireo, en realidad un conjunto de tres puertos. El primero, Microlimano, es el más pequeño y tradicional. Aunque ahora ya hay pocos barcos pesqueros y comienzan a proliferar los gastrobares para turistas, aún conseguimos darle ese toque auténtico al bajarnos a una calita a tomar el sol, contemplar la regata del día y degustar unas brochetas junto a los kekos locales:
Después continuamos todo el paseo (varios kilómetros) mientras degustábamos un riquísimo helado de chocolate doble. Supimos que habíamos llegado a la zona más exclusiva del Pireo al ver el tamaño de los yates privados, que llegaban a tener varios pisos y a albergar garajes para coches y motos de agua... Y delante, una mini-feria para promocionar el turismo en Creta: bailes tradicionales, artesanía y mucha comida. ¡A mi me vale! además cumplió su función: atraernos lo suficiente para poner Creta en nuestra lista de futuros destinos :)
Tras un último café griego ma non troppo que diría Clackritos, volvimos al hotel, pues el vuelo de regreso saldría temprano.
¿Qué os ha parecido nuestro viaje? ¿Os han gustado nuestras aventuras por la península del Peloponeso?
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