jueves, 19 de diciembre de 2019

Kawagoe y el callejón de los caramelos

Increíble pero cierto: hoy a las 6 de la mañana ya estaba despierta (y descansada, que es lo importante). Es lo que tienen los cambios de continente, que te trastocan los horarios por completo. Pero así pudimos aprovechar al máximo el día y decidimos hacer una pequeña excursión a Kawagoe, donde hacía un sol de justicia...

Empezamos visitando el Templo de los 500 Budas. Sí, eran 500 y todos ligeramente diferentes. ¿Y por qué en el interior del templo se está tan fresquito si no tienen aire acondicionado? ¿Cómo lo hacen?


Pero la principal atracción turística de este pueblo es: ¡el callejón de los caramelos! Se trata de una callecita pequeña y estrecha que sólo tiene tiendas de dulces de todos los tamaños, sabores y colores, desde kekitas de gominola minúsculas hasta galletas de metro y medio :) También había heladerías, claro. Así que nos llevó un buen rato explorar la calle, jeje: 


De regreso a Tokyo, nos acercamos al barrio de Shinjuku donde pudimos turistear el Golden Gai: se trata de un antiguo conjunto de bares (ocupan una manzana completa), tal como eran en el Período Taisho (es decir, la década de 1920). Son locales tradicionales y muy pequeños (en algunos sólo caben 6 personas ¡incluyendo al camarero!) donde beber sake y cervezas locales. Resulta curioso:


De vuelta al Shinjuku moderno, hicimos una parada para comer a base de ice coffee y crepes con chocolate:


Pensaréis que ya debíamos estar saciados de dulces tras la visita a Kawagoe pero es que necesitábamos energías para lo que queda del día: regresar al cruce de Shibuya y asistir a un concierto de J-pop al lado de nuestro hotel. Resulta bastante chocante ver varias docenas de maduros kekos de traje y corbata coreando las canciones de las jovencísimas cantantes. Cosas de Japón...


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