Tras disfrutar de Kawaguchiko, regresamos a Tokyo, un poco tristes porque era el final del viaje. ¡Pero aún teníamos 48 horas para darlo todo! Como regresar a alguno de nuestros lugares favoritos (Fabric town, Akihabara, la Tokyo Tower o el santuario Zozoji) y hacer unas cuantas visitas frikis, como los estudios Toho (¡nos fotografiamos con Clockzilla!) o un Nekko-café. ¿Y qué es un Nekko-café? Pues una cafetería de gatos, donde puedes relajarte (bueno, Click muy relajado no estaba, jaja) mientras juegas con un montón de gatitos vestidos con kimonitos, oooohhhh.
También pudimos conocer cosas nuevas, como el museo de mi admirado Hokusai, en el Barrio de Sumida (donde por cierto están numerosas beyas o escuelas de sumo) o Roppongi Hills. Y en plena ola de calor, los bomberos haciendo prácticas de rescate a las 5 de la tarde, con todo el pesado uniforme encima. Full respect.
Finalmente llegó el día de despedirse del país del Sol Naciente :( peeeeeeeeeero... ¡en el aeropuerto me encontré a Clockma Uno! ¡Rápido, Click, dame papel y boli para pedirle un autógrafo! ¿Podrías hacer un triple axel, por favor?
Arigatou gozaimasu, Nippon! :)
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